miércoles, 21 de abril de 2010

Eterna fuente de vida.

El equilibrio dinámico de un río.

Creo que nada en la naturaleza, se rige por la racionalidad, y siempre se trata de un equilibrio dinámico. La naturaleza alcanza ciertos estados de equilibrio, que en la escala temporal humana perecen permanentes, pero en los tiempos geológicos los equilibrios siempre se pierden y se alcanzan. Sin embargo en nuestra escala de tiempo percibimos algunos fenómenos naturales que suceden de manera repentina y que modifican la configuración del paisaje.

Esos fenómen
os, suceden a diario en nuestro planeta y son capaces de desequilibrar un ecosistema, por determinados periodos de tiempo, alterando las condiciones de equilibrio, perturbándolas por completo hasta que nuevamente sean alcanzadas y posteriormente destruidas, en un ciclo de cambios inminentes, grandes cambios a escala biológica, pequeños cambios en la escala de tiempo geológico.

La vida se abre paso a través de los cambios geológicos. Siempre tuve presente un raro concepto sobre la vida, una frase de un geólogo llamado Dave que, parafraseando dijo: La vida en la tierra no es un milagro el milagro hubiese sido si no hubiera existido. Considerando a la vida como una consecuencia directa de la evolución geológica del planeta, algo inminente. Yo creo que es así; que la vida se abrió paso cuando las condiciones geoquímicas lo permitieron y que después la evolución biológica. Siempre dependió de las condiciones y fenómenos geológicos y climáticos, hasta que llego el momento en el que la geología empezó a depender de la vida en una interrelación permanente, indestructible y dinámica. Creo que existe un lazo irrompible entre la vida y lo inerte y como humanos no tenemos la capacidad para alterar los equilibrios por tiempos prolongados a escala geológica, simplemente nuestras acciones alteran al medio por un prolongado tiempo a nivel humano. Algo totalmente imperceptible en la historia de vida del planeta.

El planeta tierra, ha
sido configurado de numerosas formas a través de sus 4.500 millones de años. Alguna vez dominaron los árboles, otras veces los desiertos, una vez la vida desapareció en un 95 % dejando un mundo desolado y desequilibrado, fiel reflejo del caos planetario y una vez la vida prolifero en los mares, de manera descontrolada hasta que las condiciones atmosféricas permitieron que se abra paso en los continentes.

Este es nuestro planeta, este es el lugar donde hoy nos toca vivir, un planeta dinámico...en constante cambio. Gran parte del cambio, imperceptible a nuestros ojos. Pero muchas otras veces podemos ver su fuerza, su energía incontrolable. Su enorme poder queda reflej
ado en las erupciones volcánicas, en los terremotos y tsunamis, en los deslizamientos de tierras, en las enormes crecidas de los ríos, y es a este punto donde quería llegar, a los ríos.

Creo que los ríos exponen una pequeña parte de lo que les hablo. Un río es distinto en cada momento del día; por que en cada s
egundo se suceden los episodios biológicos de lo más variados. Porque su flujo dinámico de agua, es capaz de reaccionar con la roca en un intercambio iónico persistente, porque es capaz de erosionar, transportar y depositar las partículas de roca desgastada, día tras día en busca del equilibrio. Es en los ríos donde puedo ver parte de estos fenómenos.

Es su inquietud lo que me inquieta. Me lleva a investigarlos más allá de armar mi caña de mosca para pescar y, es particularmente en uno de ellos en el que pude en estos años observar los cambios los equilibrios y desequilibrios. Es particularmente uno de ellos, al que sigo desde antes de tener una caña de mosca en mis manos. Ese es el Río Grande de mi provincia adoptiva, San Luis.

El Río Grande, es un río de carácter rectilíneo, que nace en las pampas de altura del Valle de Pancanta aproximadamente a 1.800 m.s.n.m y que circula hacia el sur a través del macizo rocoso de las sierras de San Luis.

Es un río d
e caudal drásticamente variable, caracterizado por máximos caudales en el período verano-otoño y mínimo en el período primavera-invierno. Es un río de aguas medianamente lentas y medianamente oxigenadas, muy cálidas durante el verano y muy frías en el invierno.

Poblado de truchas arco iris, las
que sufren junto con toda su carga biológica estas drásticas variaciones de su caudal.

Durante muchos años he podido observar a este ambiente, casi en todo su recorrido y, he concluido y coincidido en muchos aspectos con mis compañeros de pesca.

Los registros históricos señalan un ambiente continuamente poblado de truchas, pero siempre en poblaciones variables en cantidad, tamaño y calidad. Los recuerdos me trasladan a un río de truchas grandes, truchas de 1, 2 y más Kg, y después inmediatamente recuerdo una enorme crecida un antes y un después de la tan conocida crecida de Virorco, que afectó a gran parte de las c
uencas de los ríos puntanos; elevando el nivel de las aguas a más de10 metros de altura sobre el nivel promedio del río. Arrasando todo a su paso, dejando un increíble paisaje de desolación. Después de este episodio, tengo en mi mente imágenes de un río diferente de un río débil, desequilibrado, grandes poblaciones de salmónidos sufriendo enanismo, adultos de 15 cm de largo promedio, no superior a los 150 gr, un lecho rocoso desnudo de vegetación, enorme escasez de alimento, una muy reducida población de peces grandes. Imágenes que se extienden aproximadamente durante diez años.

Durante 10 años se prolongaron los efectos de ese brusco fenómeno. En esos años siguieron las crecidas pero, ninguna como aquella, así también las sequías azotaron al ambiente, reduciendo el nivel de las aguas a estados críti
cos . Los años fueron pasando y los fenómenos se sucedieron unos tras otro, en un río en casi total desequilibrio con su población de salmónidos.

Todos estos fenómenos parecían anunciar algo peor, sin embargo no lo sabíamos, hasta que sucedió, pero antes pude percibir algunos cambios. Años tras años recorría sus aguas y observaba con detalle. Hace tres años en el mes de noviembre, transitaba el río con un gran amigo, Gustavo; mosquero y biólogo, ambos coincidimos en la falta de alimento y en la enorme superpoblación de peces, sumado además que veíamos un lecho rocoso desnudo desprovisto de nutrientes, el río no registraba cambios, no entendíamos por que se presentaba en esas condiciones. Pensamos en truchas migratorias después de la construcción del dique Río Grande. Las que posiblemente se movían durante el verano al dique y durante otoño-invierno subían por el río. Pensamos en que este dique, había modificado la dinámica
del río como consecuencia de un cambio, en el nivel de base del mismo; que para este caso era el propio dique de Río Grande . Pero que antes se trataba del dique La Florida. Pensamos muchas cosas y finalmente el puestero y amigo, Ramón Pérez me hizo abrir los ojos y ver más halla, recordar y asociar, entonces vino a mi mente ese antes y después de la enorme crecida. Paso un año y seis meses más para volver a las aguas del Grande. Percibí cambios, nuevamente Don Ramón me advirtió sobre una gran sequía durante el invierno y primavera, meses sin lluvias que disminuyeron el nivel de las aguas y la población de truchas, afectando de forma positiva a la calidad de salmónidos.

Esta vez, pude ver truchas gordas y sanas, y un aumento en la población de las truchas grandes. Hace solo unos días recorrí sus aguas nuevamente. Nuevamente me posicioné frente al río de aguas lentas que parece descansar eternamente y, pude ver algo diferente, la primer impresión, un álamo enorme en el cual descanse a su sombra hacia unos meses... ya no estaba, un gran pool se presentaba distinto, ramas secas amontonadas a mas de 20 metros de altura sobre el nivel del río, algo impresionante había sucedido, ya lo sa
bía pero no había observado sus efectos sobre este ámbito. Dos fenómenos frecuentes que afectan a la provincia y que ya les he mencionado, sequías y crecidas, pero esta vez con su máxima furia destructiva.

Hasta el mes de Noviembre de 2.009, las últimas lluvias registradas en la zona de las nacientes del Río Grande, habían sucedido hacia casi un año, Al crítico nivel de los ríos, se sumo un enorme incendio que dejo teñida de negro a la sierra de San Luis, y por ende al agua y lecho de arroyos y ríos. En unas horas, los ríos que parecían insumidos en un sueño eterno y que morían lentamente interrumpiendo su flujo hídrico por completo, despertaron de la muerte con su máxima furia arrasando todo a su paso sin dejar rastro alguno de salmónidos y vida. Dos fenómenos extremos se enfrentaban en un mismo ámbito, en razones de horas, castigando a la vida, modificando el entorno. No quedo nada más que aceptar a la naturaleza como es. Preocupado durante el verano por estos ambientes, sabiendo lo que había sucedido... espere con ansias el mom
ento justo, los meses de marzo y abril para visitarlos nuevamente. Mi primera impresión... un árbol que ya no estaba y un pools modificado, observe un poco más y me llamo la atención el alto caudal del río en comparación al pasado año; tilde mi mirada en un lecho rocoso cubierto de una delgada lámina de vegetación acuática. Me sorprendieron los caracoles y una gran población de bagres, me sorprendieron los sectores vegetados del río y finalmente los salmónidos. Me senté, descansé y pensé. No deje de pensar en un solo paso sobre el río, mientras avanzaba corriente arriba, cada segundo albergaba una sorpresa y el trofeo tan preciado. De pronto pensé si me había trasladado en un portal del tiempo a aquel río soñado y añorado. A aquel río de mi infancia, pero no, era simplemente el presente, el místico y helado viento serrano se encargaba de despertarme del sueño, y me advertía estar atento para la próxima jugada. El agua transparente daba su cuota de dificultad al mágico juego, entre mi caña, mis moscas, mi instinto y la incomparable astucia de una trucha experimentada, adulta y de gran porte, gane una batalla y perdí otras más.

Obtener el trofeo pasó a segundo plano. Solo me conformaba con ver esos hermosos peces nadar otra vez en estas aguas, resultado de una población justa para la capacidad de acogid
a del ambiente. Diez años tuvieron que pasar, diez años de desequilibrio, le costó al río para recuperarse de aquel episodio, y finalmente una enorme sequía histórica que terminó con una mortal crecida igualmente histórica. Diez años... en los que solo se vieron cambios en los últimos dos, pero que parecían ser provisorios y no llegarían a ningún resultado. Me equivoque en pensar así, desconfié de la misma naturaleza que me dio la vida, desconfié de su poder, subestimé a un anciano río que me conoce desde niño. Pero... al que yo, solo conozco en una ínfima parte de su vida, subestimé su capacidad de recuperación en busca permanente del equilibrio, tuve el miedo de que no fuera así y, sin embargo la sabiduría de sus aguas, me demostraron que siempre estarán un paso más adelante que nosotros, siempre... un paso más adelante por más conocimiento que tengamos de él, de su pesca, de su entorno.

Ese es el llamado de las aguas que fluyen por las antiguas rocas de las sierras puntanas, ese es el llamado del Río Grande, su invitaci
ón a explorarlo, a investigarlo, a sorprendernos y finalmente a demostrarnos que siempre será una eterna fuente de vida, hasta que los tiempos geológicos hagan con el solo un registro fósil. END


Autor: Sebastián Pagano.
Fotografía: Sebastián Pagano
Edición: Jorge Aguilar Rech

BROWN TROUT ARGENTINA Copyrhight.

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